miércoles, 27 de enero de 2010
PARAÍSOS FISCALES
Si bien todos nos imaginábamos antes de comenzar esta asignatura que el sistema económico mundial era francamente mejorable, la última exposición ha dado potentes argumentos a todos para confirmarlo.
Destacaría la última parte de la exposición hecha por nuestro compañero argentino. Ha resultado muy interesante conocer los argumentos de diferentes think tank que defienden un pensamiento único y que destacan la función social de los paraísos fiscales. Sí, función social. Suena increíble. Por lo visto, se nos escapaba que el nacimiento de los paraísos fiscales surgió como una especie de salida a “los pobres ahorradores asfixiados por los sistemas recaudatorios tradicionales”. ¡Qué lástima! A todos algo se nos removió por dentro. No creo que fuera ternura, sino más bien indignación. Hubiera sido genial haber podido encarar a alguno de estos grandes pensadores y preguntarle si acaso no son precisamente esos paraísos fiscales los que asfixian a los ahorradores de la mayoría de los países.
Increíble también la capacidad de estos pensadores para mezclar exilio político, discriminación sexual, esa aparente igualdad de oportunidades (que su Capitalismo pirata ofrece) para justificar que haya países con más empresas que habitantes. Son sólo unos ejemplos de esas teorías de la confusión que son capaces de inculcar los guardianes de la fortuna mundial. Mejor dicho, mitad de la fortuna mundial. Nos decían nuestros compañeros que el 50% de la fortuna mundial está alojada en estos minúsculos países. Entonces, me pregunto, si el 70% de la mano de obra mundial está en la Periferia de lo que hemos coincidido en llamar Sistema y el 50% de la fortuna mundial está en países que nos costaría ubicar en el mapa, ¿qué nos queda a nosotros dentro de nuestras fronteras? Evidentemente, déficit, paro y una Seguridad Social saturada de pacientes.
Desde aquí, desde Madrid, un cordial saludo a todos los deportistas, actores y empresarios que huyen de España para garantizarse beneficios siempre mayores. Un abrazo a esos mártires de nuestro sistema recaudatorio, obligados a vivir un exilio de 180 días en Andorra para no pagar a Hacienda. Eso sí, que entonces ni compitan, ni utilicen los beneficios de ser españoles para garantizarse una mayor visibilidad.
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