La primera exposición del tramo final del curso suscitó un interesante debate. ¿No podemos hacer nada frente a la deslocalización? ¿No tenemos marcha atrás? Resulta sorprendente que todos hayamos asimilado como normal este proceso y que asumamos que implantar medidas que lo frenen supongan quedarnos sin inversiones extranjeras. Es cierto que el caso español es sangrante, porque no tenemos alternativas propias, y nos hemos limitado a conformarnos con lo que nos ofrecían desde el exterior que a tomar las riendas de nuestra economía.
Desde que se empezó a desmantelar el Estado de Bienestar – que en España nunca hemos llegado a tener, ya que lo hemos sustituido por potentes redes familiares –, optamos por dejar campo libre al Capital para que aspirara a los máximos beneficios. Así llegó la compresión salarial, la desregulación laboral y las deslocalizaciones.
Resulta interesante el dato que han aportado los compañeros: el 70% de la mano de obra se encuentra en la Periferia. Evidentemente, es un buen dato que se creen puestos de trabajo en países que no han alcanzado desarrollo industrial, pero no se están globalizando ni derechos sociales, ni salarios dignos. A eso, hoy lo llamamos competitividad. Por eso, hay quien podría argumentar que el actual capitalismo es muy similar al anterior al de 1914, pero con cuatro variantes.
• El Estado de Bienestar aún no ha desaparecido
• El núcleo del Subsistema Económico se ha desplazado hacia el Oeste (EEUU)
• Con la excepción de los grupos antiglobalización, existe poca oposición.
• A la explotación, la llamamos hoy desigualdad.
Por lo tanto, la deslocalización supone mundializar el cinturón de parados y por supuesto tirar por la borda el resultado de las luchas sindicales. Los compañeros que proponían medidas para evitar este tipo de deslocalizaciones plantean una propuesta acertada. Y sin ir a utopías o a proyectos a largo plazo, sólo cabe recordar que Sarkozy inyectó 6.500 millones millones en Renault y Citroën a cambio de que no hubiera próximas deslocalizaciones. ¿Eso no es una forma de poner freno? En cierta medida sí, y defender que terminen las deslocalizaciones no es un caso de egoísmo hacia los países emergentes, simplemente es no fomentar la precarización de nuestras vidas
sábado, 16 de enero de 2010
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